jueves, 4 de junio de 2009

Cultura de la adopción


Hoy viendo la última entrada del blog "La voz de los adoptados" que hace David Azcona, he sentido lo que siento muchas veces, casi a diario, desde fuera, porque no puedo sentir, solo imaginar lo que se siente en primera persona. Lo que se siente, lo que sienten las personas adoptadas cuando son cuestionados o "insultados" de alguna forma por su entidad como adoptados. Cuando se usa la condición de persona adoptada para menospreciar, insultar o reirse de alguien como ha hecho Ángel Martín (de "sé lo que hicisteis") en su programa. Y esto es algo que por desgracia viven las personas adoptadas en su vida frecuentemente, desde cuestionar la veracidad de su relación con su madre, cuando le preguntan ¿quien es tu verdadera madre? hasta sentirse invadidos en la intimidad cuando cualquiera se ve con el derecho a preguntar ¿y a ti por que te abandonaron? o lo que es más peregrino ¿ y a ti por que no te quisieron?.
Podría parecer exagerado, pero por mi día a día me llegan muchos casos tal y como los expreso o llamadas de mamás ante un insulto "china cochina" que se ha convertido en himno de un preescolar.
¿Que supone esto para el niño?, supone crecer sintiéndose hijo de segunda, persona de segunda, minando la autoestima y aprendiendo a no actuar contra ello y esta indefensión aprendida desde tan pequeños suponen a la larga lastres, miedos y ansiedad en algunos casos.
Se sienten abandonados no solo por su familia biológica sino por una sociedad que no hace nada para defenderlos, porque que un individuo publico con un programa de audiencia haga un comentario asi, supone un abandono social de cuestiones tan serias como la adopción. Y esto es incultura, porque nuestra sociedad adolece de una adecuada cultura de la adopción y este es el gran problema a mi parecer.
Muchas veces detras de comentarios como estos hechos por un niño ¿quien es tu mamá de verdad o donde esta? solo hay desconocimiento; simplemente se trata de explicarle que es la adopción y ellos lo entienden porque son aún libres y no estan demasiado contaminados por "la estrechez mental" que tiene muchos de los adultos que les rodean y nos rodean.
Pero detras de algunos comentarios malintencionados de adultos ¿que hay? incultura, sentimiento de inferioridad (que intentan superar echando su frustración a los demás y entendiendo que en esto son mejor que el otro) , miedo a la diferencia, que en esta sociedad de la globalización donde todos debemos ser iguales y no salirnos del pelotón, pone e impone una norma.
No lo sé, pero sí se que los que nos damos cuenta debemos luchar contra esto, crear una cultura de la adopción y exigir que a nuestros niños, adolescentes y adultos adoptados se les trate como debe ser, desde la comprensión y la empatía. Debemos crear una cultura de la adopción desde los medios que tengamos y desde los lugares de influencia en nuestra sociedad, colegio, medios de comunicación, familia y en nosotros mismos a traves de una mejor y mayor formación.
Con el objetivo de que nuestros niños no tengan que bajar la cabeza, no se sientan abandonados de nuevo por los demás e incomprendidos, se sientan fuertes y no indefensos y orgullosos de lo que son, unos hijos muy deseados y muy queridos que un día perdieron de alguna forma a su familia biológica. Pero esta circunstancia solo debe hacerlos más fuertes, pero no inferiores; porque no juegan en una liga de segunda sino en la Champion, porque ellos son especiales, estan hechos de otra carne y tienen unos papas luchadores y entregados. Y esta es la realidad de la adopción que tengo la suerte de ver cada día desde varias perspectivas en mi vida.
Luchemos y de momento os animo a pasaros por el blog de David Azcona, dejar un comentario y por mi parte pienso poner una queja a la sexta.

6 comentarios:

Lola dijo...

¡Vaya Laura! me parece increible lo que cuentas. No veo la sexta por problemas de antena, pero por lo que cuentas no me pierdo gran cosa.
Yo, hay veces que me canso de "educar a los demás" y prefiero darle recursos y seguridad a mi hija. Otras veces tengo paciencia y le explico algo a alguién y otras abro el paraguas de la indiferencia, según me pille. Creo que es más cuestión de sensibilidad que de cultura, pues una de las cosas que más me han sorprendido, es el trato que le dan las personas mayores a mi hija, y la inmensa mayoría no han ido ni al colegio.
Me voy a ver lo que dice David,
Muchos besos,
Lola

lolithania dijo...

Hola guapa!, pues sí, yo estoy harta de decir en el clegio de mis hijas que hay que educar primero a los padres ya que los insultos que dicen los niños sonpalabras más de los mayores que de ellos, ellos sólo repiten lo que oyen en casa. Ya sabes que Thania el curso pasado tuvo, para mí, acoso y racismo, para los padres cosas de niños y para el colegio, no acoso pero sí racismo, Pero bueno, el colegio lo ha sabido solucionar y los padres de los niños, encima, no nos hablan, pues mejor.
De todo lo que le decían a Thania, lo que más le dolia era que le preguntaran por su madre y cuándo ella le contestaba que en casa, ellos le decían riéndose, esa no, la otra. A lo que nosotros siempre le hemos dicho que por eso es afortunada, porque ha sido tan querida que ha tenido dos mamas y dos papas.
Pero es penoso, que en el año que estamos y la informaicón que hay sobre la adopción, tengamos que aguantar las mismas preguntas una y otra vez, dándoles igual el que ellas están delante. Para mí no es incultura, es tener poco tacto y poca sensibilidad.

Pero eso es lo que nos queda y muy orgullosas de llevarlas al lado y cuándo me preguntan, ¿son tuyas? yos les contesto, pus sí, a que se parecen un montón a mí??.

No he visto la sexta, vamos, nunca la veo, sólo la ponemos para ver Manolo el futbol y soy devota del blog de David.

Un beso corazón, y a ver cuándo nos vemoooooooos.

mar dijo...

¡Hola, Laura! Gracias por el comentario. Yo accedí a tu blog a través (creo) que del de Shari, y te agregé enseguida para no pederte la pista, porque me gustó mucho.
También sigo el blog de David Azcona porque me parece interesantísimo saber sus opiniones.
Un abrazo
Mar

Isabel dijo...

Yo creo que en nuestra mano está dar un el lugar que se merece a la adopción. No nos olvidemos que hasta hace poco la adopción no estaba bien vista. De hecho se ocultaba el hecho de ser adoptados a los hijos, cuando hoy la revelación es lo más importante. Y tambien se buscaba el parecido con los padres para que pasaran por biológicos.
Que hoy hay muchos tipos de familias y todas ellas respetables. Lo único que hay que hacer es abrir nuestros esquemas sociales y meterlas.
Sabes que hago yo antes comentarios como: "bueno, si los querrás como si fueran tus hijos", digo yo: señora, es que serán mis hijos.Y si no que no pregunten si quiero tener hijos que a ella no le importa.
Y otras veces ni me molesto porque la gente no se molesta en entender nada.
Es algo que formará parte de nuestras vidas, pero lo importante como dice Lola es dar recursos a nuestros hijos para que no solo no les afecten esos comentarios, sino que sepan hacer frente a ellos con todo el orgullo de ser adoptados.
Es que al parecer, a los que no seguimos el patrón social y familiar de toda la vida, nos quedan dar muchas explicaciones.
Pero sin duda seguro que será una batalla que nos hará mejores personas.
Muchos besos, guapa.

Bet dijo...

Hola Laura, sí, hoy me he hecho seguidora de vuestro blog... a través de otro blog y otro más...
Estuvimos en Semana Santa en Sevilla y nos encantó...
Un abrazo, y pasito a pasito... todo llega!
Bet

Shari y Pedro dijo...

Ay Laura, cuanto tenemos que hacer aún....cuanto nos queda por andar y por construir...

Tu ya sabes que por mi profesión tengo mucho que ver en todo esto, y en el 90% de los casos (en la etapa infantil) detrás de estos comentarios andan los prejuicios, ignorancia y desconocimiento de los adultos que rodean a los niños, porque para ellos, las diferencias, apenas existen si se les explican las cosas con naturalidad y sin dobleces.

Pero seguiremos luchando, como madres y como profesionales, porque tú lo has dicho, nuestros hijos son especiales y juegan en primera, sin duda alguna

Un besazo